Día 3 de diciembre: Día Internacional de las Personas con Discapacidad.
Las personas que tenemos alguna discapacidad, representamos la minoría más extensa de la humanidad. Ello no nos exime de nuestras responsabilidades y deberes ciudadanos. Aportamos nuestras capacidades poniéndolas al servicio del bien común al de los demás y al nuestro propio. No somos una sociedad digna si no participamos TODOS en ella.
A causa de la discapacidad puede parecer que “nos quedamos sentados” en nuestra silla de ruedas, pero estamos activos “puestos en pie” y avanzando; nos ven ciegos, pero tenemos “buena vista” para percibir las necesidades; sordos o mudos, pero estamos atentos y exponemos nuestras necesidades con “buenas palabras”. En definitiva, somos personas realistas porque experimentamos la realidad, la juzgamos y actuamos desde nuestros valores, sirviendo al mundo desde nuestra identidad creyente.
Permaneciendo pasivos seríamos cómplices de la violencia que se ejerce hacia nosotros, las personas con discapacidad, y en general, cuando no se reconoce la dignidad como seres humanos.
Es mucha la legislación nacional sobre discapacidad, y su análoga provincial, que garantizan derechos para las personas con discapacidad, pero a la hora de su aplicación efectiva, no siempre se cumple con esas normativas.
Este amplio sector de nuestra población, es uno de los históricamente menos atendidos por los diferentes gobiernos, y también de los más discriminados por parte de la sociedad.
La discapacidad tiene múltiples aspectos aún no atendidos. Es una problemática donde todos debemos involucrarnos, quienes la padecen y los que podemos llegar a adquirirla. Hacerlo será una manera de crecer como personas y sociedad. Es una obligación moral y de ciudadanos el contribuir diáriamente trabajando para mejorar la calidad de vida de todos nuestros semejantes que han nacido o adquirieron por cualquier motivo la condición de personas con discapacidad.
Por tanto, en este tiempo de avance tecnológico, creemos en la posibilidad de contribuir también con nuestras capacidades.
PEDRO TAPIAZ
RÍO TERCERO
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